Una mujer murió repentinamente, al darse cuenta, vio que se acercaba Dios quien llevaba una maleta consigo… y le dijo: - Bien hija mía, es hora de irnos. La mujer asombrada le preguntó a Dios "¿Ya… tan pronto? Yo tenía muchos planes…" Lo siento hija pero es el momento de tu partida. ¿Qué traes en esa maleta? le pregunta ella a Dios. Dios le responde "tus pertenencias" ¿Mis pertenencias? pregunta la mujer, ¿Son mis cosas, mis ropas, mi dinero? - Lo siento hija las cosas materiales que tenías, nunca te pertenecieron eran de la tierra. ¿Entonces…traes mis recuerdos? -Lo siento hija, esos ya no vienen contigo, nunca te pertenecieron, eran del tiempo. ¿Quizás la maleta trae mis talentos? Lo siento, esos nunca te pertenecieron te los di para que YO fuera glorificado a través de ti. ¿Traes a mis amigos, a mis familiares? Lo siento hija pero ellos nunca te pertenecieron te los di como bendición y fructificación. ¿Traes a mi compañero y a mis hijos? Lo siento, ellos nunca te pertenecieron... ¿Traes mi cuerpo? Lo siento hija… ese nunca te perteneció, ese era del polvo. ¿Entonces, traes mi alma? Hija, ella nunca te perteneció… era mía. Entonces la mujer llena de miedo arrebató a Dios la maleta y al abrirla... se dio cuenta que estaba vacía… y con una lágrima de desamparo brotando de sus ojos, le dijo a Dios "¿Y es que nunca tuve nada?" Sí… hija mía, cada uno de los momentos que viviste fueron solo tuyos.
Esto nos enseña, que la vida es solo un momento. Vívela cada día a plenitud priorizando las cosas que son realmente importantes. Disfrútala en su totalidad, que nada de lo que crees que te pertenece te detenga en tener una constante relación con Dios y dejar que se realicen los propósitos de Dios en nuestra vida para que otros también sean bendecidos. Disfrutemos al máximo todo lo que nos han dado para administrar y sobre todo seamos buenos administradores…
Esto nos enseña, que la vida es solo un momento. Vívela cada día a plenitud priorizando las cosas que son realmente importantes. Disfrútala en su totalidad, que nada de lo que crees que te pertenece te detenga en tener una constante relación con Dios y dejar que se realicen los propósitos de Dios en nuestra vida para que otros también sean bendecidos. Disfrutemos al máximo todo lo que nos han dado para administrar y sobre todo seamos buenos administradores…
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